SUPERHÉROES, O LA ÚNICA VERDAD ES LA IRREALIDAD

¿Cómo sería si Superman existiera en realidad, en esta realidad? ¿Manejaría su propio merchandising? ¿Se entrevistaría con el Papa? ¿Iría a ver a los Rolling Stones al estadio de los Giants? ¿Votaría a Bush? ¿Habría hecho un cameo en Seinfeld? ¿Los yanquis lo expulsarían por inmigrante ilegal proveniente del espacio interplanetario? ¿Iría a la cama con Madonna? Después de todo, el gobernador de California es un tal Arnold Schwarzenegger...

LA IMAGINACIÓN AL PODER

Imaginemos por un momento que Superman realmente existe. Si no queremos hacer trabajar demasiado a nuestra imaginación, hagámonos a la idea de que es igual que el héroe de historieta, luciendo esa ridícula capa y la ropa interior por encima del pantalón, lo que le da más imagen de stripper o de luchador de catch que de paladín de la justicia.

Imaginemos a Superman en nuestros días. Los diarios nos informan que las inundaciones de esta semana ocurrieron en el Chaco argentino, que a unos mineros chinos les tocó la mala suerte de la explosión de su lugar de trabajo, que el avión de pasajeros que se cae cada tanto esta vez fue uno ruso que sobrevolaba el Mar Negro. La semana que viene cambiarán las circunstancias, mas no los titulares, porque catástrofes hay siempre.

Ahora bien ¿podría un eventual Superman evitar todos estos desastres? ¿Alcanzaría con un solo Superman? Evidentemente no podría tener horarios; nada más siniestro que un salvador que sale de vacaciones, o no está porque salió a comer, o ya cumplió su turno de ocho horas y se fue a su casa. "Se salva al mundo - horario 9 a 17 horas": ridículo.

¿Qué pasaría en un mundo en el que hubiera un Superman? Tendría que estar en todas partes en el momento oportuno. Pero con cada catástrofe que no lograra evitar comenzarían a correr rumores de incompetencia (la gente es mala y comenta...). No podría fallar. Y supongamos que accidentalmente, en el transcurso de un salvataje, destruyera el coche de una persona (ni hablar si hubiera una muerte). ¿Se podría acusar judicialmente a Superman por negligencia? Si no se presentara a declarar ¿lo iría a buscar la fuerza pública? ¿Lo irían a detener los grupos especiales de la policía o del ejército?

Los derechistas de todo el mundo verían en él una oportunidad de bajar el gasto público: ¿para qué tener Defensa Civil si está el Hombre de Acero? Los religiosos querrían convertirlo a sus creencias; hasta seguramente aparecerían infelices que lo adorarían como a un semidiós. Las revistas para adultos pagarían millonadas para que se hiciera fotografiar desnudo.

Supongamos que no quisiera que sus intervenciones tuvieran un cariz político. ¿Es esto justo? ¿Es justo salvar a los pasajeros de un barco que se hunde pero no a civiles víctimas de lo que los hijos de puta que gobiernan el mundo llaman "daños colaterales"? Y si evitara una masacre de ese tipo ¿no sería considerado un peligro para la seguridad nacional del estado agresor? ¿Bush lo confinaría a Guantánamo? ¿Lo incluiría en el Eje del Mal? ¿Bin Laden llamaría a liquidarlo por infiel?

MODA, MORAL Y SUPERHÉROES

Existe una tendencia en las últimas décadas a humanizar a los superhéroes (señal de que la idea del superhéroe tradicional ya no es muy sostenible que digamos). Batman (más desde Frank Miller) es bastante dark; el Hombre Araña es un freak conflictuado (el actor ideal murió hace mucho: era Montgomery Clift, que siempre hacía papeles de tipo torturado); Hulk es una especie de criatura del doctor Frankenstein con sobredosis de anabólicos. Los X-Men son un caso aparte: sus poderes convierten sus vidas en un infierno.

Pero esa tendencia a darle un toque de realidad a sus historias encuentra límites muy precisos: basta con releer los párrafos previos. Es por ello que las historias de superhéroes necesariamente suceden en una especie de limbo, un mundo paralelo engañosamente similar al nuestro, pero que no es el nuestro. No viven en Nueva York sino en versiones estilizadas de la misma, llámese Ciudad Gótica o Metrópolis. Pero ahí no acaban las diferencias.

Si bien hay algunas excepciones, su universo moral es en extremo simple, bordeando la ramplonería: existe el Bien y existe el Mal, y ambos campos están perfectamente delimitados. Superman es bueno, Lex Luthor o Bizarro son malos; Batman es bueno, El Guasón o El Acertijo son malos. (Esta elementalidad moral me hace gruñir cada vez que algún sesudo semiólogo o sociólogo los define como los mitos del hombre moderno). Cada episodio es la lucha del superhéroe por restaurar el equilibrio, la condición idílica que existía antes de la última irrupción de sus eternos adversarios.

En la realidad, tal equilibrio idílico no existe; más bien todo lo contrario. Si hay alguna lucha por delante es por cambiar el status quo, no restaurarlo. Y además, los campos no están tan claramente delimitados. ¿Cómo considerar a alguien que roba por hambre? ¿Y a alguien que mata en estado de desesperación? Por no hablar de conflictos inextricables como el palestino, donde cada bando vive perpetrando actos de barbarie contra la inerme población civil del otro desde hace décadas.

THE END

De todos modos, que no se entienda que estoy descalificando el género. Superman, Batman, el Hombre Araña, o villanos como Gatúbela o El Acertijo son personajes de singular atractivo. Las mejores aventuras de los superhéroes son buenos entretenimientos; a veces, brillantes, como las Batman de Tim Burton.

Para los guionistas que siguen interesados en los cruces entre la realidad y el mundo de los superhéroes, aventuro algunas ideas: la Mujer Maravilla se proclama lesbiana en el show de Larry King por la CNN, Flash declara que es portador sano del HIV y el Capitán América cuenta sus problemas con las drogas desde la clínica cubana donde lo están tratando. Ah, y se proclama socialista.

Nota sobre "Batman: El Caballero de la Noche" en este mismo sitio

Otra nota sobre el Hombre Murciélago en este mismo sitio

Volver al inicio

¿Hay algo que quieras decirnos al respecto de esta página? Clic aquí.