CAPÍTULO 21

(Donde el Apóstol Catódico idea la Banca del Señor) (1)

Un día, el Apóstol Catódico y sus discípulos estaban almorzando frente al televisor cuando se enteraron por él del cierre definitivo de una institución bancaria, otrora muy prestigiosa. Entonces Carnestolendo Acevedo recordó el triste destino de Monseñor Creso, un obispo que había caído en desgracia tras la liquidación del Banco de Ambrosía, un banco de capitales ligados al Vaticano.

En ese momento, el Espíritu visitó al Apóstol, y tuvo la revelación de una nueva oportunidad de aumentar los beneficios espirituales de Su Predicación. El Apóstol pidió a sus discípulos que ubicaran a Monseñor Creso y le ofrecieran la posibilidad de rehabilitarse de su pecador pasado. Monseñor Creso aceptó la misión que el Apóstol Catódico le encomendara, como vía de expiación: la fundación de la Banca del Señor.

"Banca, Banca, Banca, / Banca del Señor. / Darnos vuestro dinero / es vuestra salvación" rezaba el jingle publicitario de la nueva institución, cuyo principal accionista era el Apóstol Catódico, y cuyo capital de giro estaba formado por los depósitos que los fieles hacían como medio para alcanzar la salvación en cómodas cuotas, además de la suscripción pública de buenas acciones de cada día.

La sede de la Banca del Señor estaba en Nassau, la capital de las Bahamas, porque el Apóstol había tenido la revelación de que en dicho lugar existían vibraciones espirituales sumamente positivas para la expansión de la misión esclarecedora de la Verdadera Fe.

El auspicio que la Banca del Señor dio a la predicación televisiva y radial de la Orden de los Pastores Mediáticos fue una gran ayuda en su incansable lucha contra la Impiedad.

Merece especial recuerdo su aporte a la creación de la Banda de Música del Asilo de Sordomudos, hecho que engalanó las páginas policiales de varios periódicos y el suplemento dominical de fraudes de renombradas publicaciones especializadas en temas económicos y financieros, compartiendo espacio con la construcción del célebre acuario para peces solubles en agua.

Tampoco se puede omitir el recuerdo de la financiación de las actividades del CeRdO (Centro de Rehabilitación del Obeso) y su loable labor en pro de la santidad de la silueta, mediante su revolucionaria dieta Adelgace Pagándo(nos). Los fieles en proceso de adecuación física abonaban un importe igual al total de sus ingresos mensuales, con lo que no les quedaba dinero para comprar pecadoras comidas.

(Continúa)

(1) El lector puede saltear la lectura de este capítulo, a los efectos de un mayor disfrute de la obra.

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